atardecer

Poco a poco se fue difundiendo el celaje detrás de las montañas, cada minúsculo rincón del atardecer en lo lejano del olvido, en cada recobeco urdido por el imaginario del pintor celeste, fue cubierto con el melancólico celaje del gris recuerdo de aquella mirada. Esa mirada turbia en medio del tiempo lerdo por el peso de culpas ajenas. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una tarde de esas