Estadía en Playa del Coco.
La mejor parte fue el desayuno, en ambas presentaciones. Un delicioso y abundante pinto con huevos revueltos, café con leche o jugo de naranja, dependiendo del gusto del comensal y la otra opción para el aviente de una deliciosa mañana con su brisa marina; un sándwich de carne mechada, necesito decir que era un generoso sándwich, igual acompañado de café o jugo de naranja.
Otras de las bondades del lugar era su cercanía a la playa, escasos 250 metros, quizás menos. Para la temporada que estuvimos, y por motivos de la "pandemia", no había mucha gente y las que estaban disfrutaban en sus "burbujas" familiares.
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