Querido amigo
Querido amigo,
Espero que estas palabras te encuentren bien, aunque mi corazón se entristece al recordar que estamos separados por la cruel distancia. A medida que los años avanzan, el peso de la nostalgia se hace más profundo, y anhelo los días en que compartíamos risas, historias y aventuras. Parece que fue ayer cuando éramos jóvenes, con el mundo entero por descubrir, pero el tiempo implacable ha dejado sus huellas en nuestros rostros y en nuestras almas.
A menudo me encuentro inmerso en la soledad de mi estudio, rodeado de libros y recuerdos. Aunque los años hayan pasado, mi pluma sigue danzando en el papel, intentando capturar la esencia de la vida con las mismas palabras evocadoras que alguna vez compartimos. Como un eco lejano de Gabriel García Márquez, me esfuerzo por tejer mundos imaginarios donde los sueños y la realidad se entrelazan de manera mágica.
Pero, mi querido amigo, permíteme confesarte que el paso del tiempo trae consigo un sentimiento de melancolía. Los días pasan rápidamente, y cada arruga en mi frente parece susurrarme sobre la fugacidad de la existencia. A veces, el peso de los años me abruma, y me pregunto si lograré escribir todas las historias que laten en mi corazón antes de que llegue el inevitable final.
Sin embargo, en medio de esa sombra, encuentro consuelo en las ideas que aún habitan en mi mente. Aunque las vivencias se vuelvan más escasas, las palabras continúan fluyendo, llevándome a lugares lejanos y a épocas olvidadas. Me aferro a estas ideas, estas creaciones literarias, como tesoros que me permiten trascender la realidad tangible y sumergirme en un mundo propio, donde todo es posible.
A veces, me pregunto si el mayor lujo de la vida radica precisamente en esa capacidad de crear, de imaginar, de dar vida a personajes y situaciones que nos permiten explorar lo desconocido sin movernos de nuestro rincón. En esa dimensión, la cercanía de la muerte se diluye, y somos libres para explorar los confines de la existencia humana.
Querido amigo, aunque estemos separados por la distancia y el tiempo, quiero que sepas que llevas un lugar especial en mi corazón. Los años pueden pesar sobre nuestras espaldas, pero la amistad verdadera trasciende cualquier barrera temporal o geográfica. Confío en que un día nuestras sendas se cruzarán nuevamente, y podremos reencontrarnos en medio de risas, abrazos y anécdotas compartidas.
Hasta entonces, seguiré escribiendo y compartiendo las palabras que brotan de mi ser, llevando conmigo nuestros recuerdos y la magia de nuestro pasado en cada línea que trazo. Espero que en tus días encuentres la misma inspiración, la misma pasión que siempre nos ha unido.
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